El cine de personas con capacidades diferentes que llega a salas

Se acaba de estrenar Ultimo año, documental chileno sobre un grupo de estudiantes sordos que deben ingresan a un colegio tradicional. Desde el 17 de mayo se exhibirá El despertar de Camila, película con Francisca Walker, basada en el caso real de una muchacha afectada por un accidente cerebral

Quinientos estudiantes sordos entran todos los años a colegios tradicionales y es probable que nunca encuentren a un compañero en similares condiciones. Van virtualmente a un territorio extranjero donde se habla una lengua que no entienden. No es la de señas, por cierto. Es el español común y silvestre que ellos difícilmente articulan.

Esta circunstancia ancha y ajena es la que define el documentalUltimo año (2017), de los realizadores Viviana Corvalán (1981) y Francisco Espinoza (1977). La película, que es parte del ciclo Miradoc, se estrenó ayer en el Centro Arte Alameda y la Cineteca Nacional, a sólo dos semanas que entre a salas El despertar de Camila (2017). La cinta de ficción de Rosario Giménez Gili retrata el caso de una muchacha que sufre un accidente cerebrovascular. En ambos casos, pero en formatos y con puntos de vistas diversos, se aborda el conflicto entre protagonistas con capacidades diferentes y un medio indiferente o muchas veces hostil,

“Todo partió cuando yo llegué a a hacer talleres de educación artística al colegio Santiago Apóstol en el año 2011. En ese proceso invité a Francisco Espinoza a realizar un registro de las actividades”, comenta Viviana Corvalán (1981), que junto a Francisco Espinoza (1977) dirigió Ultimo año. “Nos dimos cuenta de varias cuestiones sorprendentes, entre ellas que después de octavo básico ellos no tienen colegios especiales donde estudiar”, agrega Corvalán.

En Ultimo año se siguen los destinos de cinco muchachos de octavo año básico del colegio Santiago Apóstol, cada cual con inquietudes particulares. Está el de habilidades manuales y con intenciones de ser arquitecto, la chica revoltosa que mediante señas dice “sólo quiero h…”, el amante de las películas que pretender ser cineasta. El momento clave es cuando postulan a los establecimientos, uno de ellos para estudiantes con habilidades artísticas, y los padres son informados del panorama real, sin matices ni anestesia.

“Hay apenas 30 vacantes para todo el colegio… No hay afán de discriminar, sino que queremos saber si ellos son aptos para el nivel de exigencia requerido”, les comunica el director de un establecimiento. Este proceso tiene además una segunda parte: si quedan seleccionados, los chicos sordos muchas veces no encuentran un ambiente adecuado.

“El lenguaje de señas no es un medio de comunicación, es un idioma aparte y como tal debería reconocerse legalmente. Además, en los colegios no hay tampoco profesores sordos (que son sus iguales) y muchas veces faltan más personas que manejen el lenguaje de señas”, acota Corvalán, quien dice haber tomado como ejemplo fílmico el celebrado documental El país de los sordos (1992), de Nicolas Philibert.


Discapacidad tardía

Nicole Duarte (30) tenía 17 años cuando sufrió el accidente cerebrovascular que cambió el curso de su vida, Estudiante autoexigente y aficionada a los deportes, Duarte experimentó el infarto cerebral mientras dormía. Aún cree que el excesivo estrés puede haber sido una de las circunstancias que gatilló la condición.

El resto de una juventud difícil y los daños motores del accidente vascular son parte de la historia de El despertar de Camila (2018), la película de Rosario Jiménez Gili (40) que se estrena el 17 de mayo, Apoyada por la Fundación Nacional de Discapacitados, El despertar de Camila es protagonizada por Francisca Walker (El verano de los peces voladores) en el rol central.

“A diferencia de personas con otras discapacidades, quienes sufren un accidente de este tipo están en una suerte de tierra de nadie. No nacieron así, sino que deben aprender a convivir con ella en algún momento de sus vidas” dice Giménez Gili, quien debuta en el largometraje y tardó seis años en hacer la película.

“Nicole era una muchacha muy activa, con buenas notas, muchas amigas. Pero sufre el accidente y debe buscar la rehabilitación motriz, entre otras cosas”, agrega. “Actualmente está bien, trabaja, tiene hijos, pero nunca pudo estudiar. Y eso pasó por el accidente cerebral. De alguna manera ella aprendió a tomarse la vida de otra manera después de lo que le pasó. Quizás en forma más relajada”, cuenta Jiménez.

También en la ficción se mueve Campeones (2018), el nuevo éxito del cine español, con tres semanas al tope de la taquilla en ese país y más de un millón de espectadores en salas. De hecho, es la cinta hispana más exitosa en lo que va del año.

Su historia se inspira en un caso real, como la chilena El despertar de Camila. Protagonizada por Javier Gutiérrez (La isla mínima), Campeones comienza con los avatares de Marco (Javier Gutiérrez), un entrenador de básquetbol arrogante y agresivo que choca su auto en estado de ebriedad y es condenado por el juez respectivo. Le dan a elegir entre dos años de cárcel o dirigir un club llamado Los Amigos. Lo integran personas mentalmente discapacitadas y el alguna vez soberbio Marco prefiere encargarse del equipo que ir a prisión.

La historia de Campeones es básicamente la relación que establece Marco con Los Amigos. ¿El gran detalle de la película? Los jugadores no son actores. Son personas con capacidades diferentes.

Fuente:  http://culto.latercera.com/2018/05/03/cine-personas-capacidades-diferentes-llega-a-salas/

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