El profesor Víctor Saavedra es toda una institución en Projazz. Un docente querido por sus alumnos y respetado por sus pares, es reconocido por su rigor académico y por cultivar un perfil inspirado en la tradicional idea de un profesor de carrera: alguien que prepara clase a clase, atiende todas las consultas y además es capaz de enseñar con paciencia y cariño. En definitiva, una de aquellas personas en las que todo alumno y colega quiere confiar.
También la Universidad Católica ha confiado en él por más de 40 años al premiar su trayectoria en agosto pasado con un acto en el Salón de Honor de la Casa Central, encabezado por el rector Ignacio Sánchez y distintas autoridades de la Universidad.
¿Recuerdas cómo fue la primera clase que diste?
Mi respuesta puede resultar curiosa. Siento que tengo distintas “primeras clases” en mi vida. La primera clase la realicé cuando yo tenía unos 14 ó 15 años, en un centro obrero llamado OSCUS al cual asistía acompañando a mi madre quien era profesora de un taller de manualidades. En esa ocasión reemplacé al profesor de guitarra que había muerto repentinamente y de un momento a otro me encontré haciendo clases a abuelitos que me trataron con gran cariño y gratitud.
Otra de las que considero una de mis primeras clases fue a principios de los años 70 cuando yo era estudiante de Pedagogía en Música en la UC y trabajé en un colegio muy pobre en la población Nuevo Amanecer. Tuve que dejar este trabajo porque el barrio era un real peligro para mi integridad física, los asaltos eran pan de cada día.
A nivel universitario mi primera clase la realicé en 1976 en la Pontificia Universidad Católica de Chile, en –Io que en esos tiempos era– el Departamento de Música de la UC. Ahí trabajé con niños pequeños que recién descubrían el mundo de la música.
Dentro de las que considero también como “primeras clases” fueron las que realicé en Projazz, más o menos por el año 2000, cuando se creó el Diplomado Profesional. Esto fue todo un desafío para mí ya que por primera vez hacía clases a jóvenes que se dedicaban a la música popular: recuerdo que a pesar de tener varios años de experiencia igual estaba nervioso, ya que para mí era un mundo nuevo que siempre había mirado con gran respeto y admiración.
¿Cómo llegaste a Projazz?
Como dato al pasar, llegué a Projazz el mismo año que nuestro querido Pepe (entonces del kiosko, ahora en eventos). Ex alumnos de la UC, que trabajaban en Projazz, me pusieron en contacto con George Abufhele quien me terminó entusiasmando para colaborar en su proyecto del Diplomado Profesional. Y así seguimos hasta hoy.
Una parte interesante de tu carrera es que te has especializado en coros
Específicamente como director de coro. Mi primera experiencia al respecto fue en 1975 –incluso antes de hacer mi primera clase como profesor universitario– dirigiendo el Coro de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile. Después dirigí el Coro Lex de la Escuela de Derecho de la U. de Chile, el coro de la Agrupación Beethoven, el Coro del Ministerio de Obras Públicas y el Coro de la Contraloría General de la República.
También dediqué 20 años a formar directores de coros en el Teatro Municipal de Santiago, allí trabajé con profesores de música que deseaban perfeccionar sus conocimientos. La actividad coral también me permitió realizar clases en una organización internacional llamada INTEM, la cual me envió a hacer clases en distintos países de Latinoamérica.
¿Qué se siente seguir forjando generaciones de músicos jóvenes, con una metodología que aún es súper vigente y que los propios alumnos valoran mucho?
A mis colegas y alumnos siempre les comento que cada vez que asisto a algún concierto de las diferentes orquestas del país me deprimo al ver en ellas a tantos ex alumnos que me recuerdan mi edad; digo todo esto en broma, ya que realmente siempre me he sentido orgulloso de haber aportado con un granito de arena a su formación.
Lo más gratificante a lo largo de mi profesión ha sido sentir el reconocimiento y cariño que me manifiestan todos mis alumnos, tanto de la UC como de Projazz. Tengo la satisfacción de haber sido profesor de muchos maestros actuales de ambas instituciones.
Sin querer presumir, quisiera transmitirles a mis alumnos y colegas, con mucho respeto, que en lapedagogía la única manera de lograr resultados es entregarse con amor y dedicación a lo que uno hace sin pretender ser mejor que otros, sino superándose a sí mismo. La vocación de enseñar requiere de mucho trabajo diario y no dejarse vencer por los diversos obstáculos que siempre parecerán. Nunca debemos olvidar que un profesor está siempre trabajando enfocado en formar mejores personas, más allá de los contenidos de nuestras materias.
Por último quisiera darle gracias a mis alumnos, de los cuales siempre he aprendido mucho. Quizás a algunos pueda resultarle cursi y añejo lo que digo, pero es lo que realmente siento y he aprendido a través de mi experiencia.
¿En qué proyectos estás actualmente?
En lo profesional, dedicado a mis clases en la UC y el Instituto Projazz, planificando a diario para realizar buenas clases. En lo personal le dedico todo el tiempo que puedo a mi vida espiritual: desde hace 23 años practico Tai-chi y ahora estoy aprendiendo una antigua escuela que desconocía, con la maestra Trinidad Fariña. También desde hace 19 años practico Reiki y pretendo realizar pronto la maestría. En estos momentos estoy incursionando en el estudio del Chi Kung y la Gimnasia Lian Gong, todo esto para procurar tener una mejor calidad de vida en esta sociedad.
Comentarios en facebook