Andy Baeza y su conexión con David Bowie

Por dónde partir: ¿por los músicos con los que Andy Baeza compartió en NY como un amigo más hace más de una década, y que admiraba de mucho antes, o porque estos mismos músicos fueron en 2016 la banda que Bowie eligió –después de escucharlos en un bar escondido de Manhattan– para acompañarlo en su último disco cuasi póstumo, Black Star?

La historia es así: en noviembre de 2002 Andy Baeza junto a Daniel Navarrete [también profesor Projazz] y músicos invitados graban el disco “Juego de Niños”. En la guitarra, un invitado de lujo: el jazzista estadounidense Ben Monder.

“Conocí a Monder antes que se cayeran las Torres Gemelas en Nueva York. Lo invité a Chile a tocar el disco y digo sí al tiro”, recuerda Andy. “Para mí haberlo invitado a Chile a grabar era un sueño. Por eso le puse “Juego de Niños” al disco, porque era como invitar a Maradona a jugar una pichanga”. Monder resultó ser un fanático del estudio, se encerraba a practicar por horas. Andy admiraba su dedicación. Y además su generoso aporte creativo: “En ese disco hay dos temas que son míos, Monder los pescó y los hizo pebre. De una manera muy simple. Tengo miles de historias y anécdotas con Monder, da para otra entrevista”.

15 años después David Bowie, inmortal, lanza su disco Black Star. Y en la guitarra un invitado de lujo: el mismo Ben Monder. Junto a otros músicos con los que Andy Baeza compartió muy de cerca en sus periplos de perfeccionamiento en NY: Jason Lindner (piano), Mark Guiliana (batería), Tim Lefebvre (bajo) y Donny McCaslin (saxo).

“Cuando escuché Black Star, sin saber que era Monder en la guitarra lo identifiqué por su sonido. Es que es súper particular. Al día siguiente muere Bowie. Quedé en shock. Ahí me acordé de este disco que hicimos con Monder hace 15 años y me dije que no es una mala historia que esto se sepa en Projazz. Simplemente decir “este guitarrista estuvo en Chile”, y es un guitarrista que no solo es conocido en el medio del jazz sino en toda la vanguardia a nivel mundial. Y fue el guitarrista de Bowie. Para mí es inspirador”.

Todo empieza y termina en el bar 55

“El batero de Bowie, Mark Guiliana, hizo un taller de Jim Black conmigo, entre 1999 0 2001. Lo había ido a ver varias veces al Bar 55. En esa misma época conocí a Tim Lefebvre [el bajista que tocó en el disco de Bowie], a quien escucho hace años porque tocaba en el trío de Wayne Krantz. Una vez Tim me llevó de un club al metro, muy buena onda. Jason Lindner, otro integrante de la banda, fue el pianista de Claudia Acuña, vino a Chile muchas veces, a Lindner lo vi carretear en el club que tenía Moncho [Romero] en Bellavista, el Miles. Y finalmente mi amigo Ben Monder, que está también en mi disco. Toda esta súper banda era liderada por el saxofonista Donny McCaslin. “Hace 2 años atrás Bowie le comisionó un tema a la big band de Maria Schneider. María es una compositora y arregladora posmoderna, creo que pianista también, que tiene una de las big bands más conocidas de NY. Ben Monder toca en su big band. El tema que hicieron para Bowie sale en su disco, se llama Sue (in the scene of crime). Vi el tema en YouTube y lo encontré exquisito. María Schneider hizo el arreglo para big band, 9 minutos, dramático, toda una onda policial. Con un video muy en la estética Sin City».

«Todos pensaban que hasta ahí llegaba conexión jazz-Bowie. Pero después Bowie contactó a Maria Schneider, le dijo que quería hacer su disco en esa onda. Y María le dijo “anda a ver al cuarteto de Donny McCaslin al Bar 55”. Y Bowie fue. Ese bar es diminuto. El Thelonious tiene más glamour que el Bar 55. Bowie se sentó solo, pidió algo para tomar. Los músicos cacharon que estaba él. En el primer set no saludó a nadie, pero no de divo, él solo quería ir a ver música. Los músicos estaban muertos de susto. Bowie se fue en el segundo set. Dos semanas después él llama a Donny McCaslin. Y Donnie llama al grupo con el que ha trabajado siempre: Lindner, Guiliana, Lefebvre más Monder como guitarrista invitado. Todo esto visado por Tony Visconti, que es el productor de Bowie».

«Antes de Bowie este grupo era bien under, low profile y ahora McCaslin y Jason Lindner salen en la portada de Downbeat. Ese tipo de cosas responden a esta conexión que hizo Bowie. ¡Es Bowie, poh! tocando con músicos reales de NY que hacen vanguardia desde siempre. Y cuando digo “músicos reales” cito a Prince que en sus conciertos decía al público “esto es música real, estos son músicos reales” y lo recalcaba a cada rato»

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¿Dices “reales” porque son jazzistas, porque no hay Autotune?

«Yo creo que en este contexto de grandes músicos R&B, onda Rihanna por darte un nombre, venden más bien una ilusión en escena, una cuestión plástica en donde no se toca en vivo. A eso se refería Prince que lo que sonaba en sus conciertos sí tenía correlato con los músicos que estaban en escena. En todo caso a mí me gustan ambas corrientes. Yo lo paso increíble con un Dj y también con un trío de jazz, no tengo problema. Lo que me gusta del disco es que Bowie estaba más preocupado de la música. A mí Black Star me gustó por completo. Creo que es una obra de arte total”.

2016: Black Star en estudio

“Después que escuché el disco le escribí un mail a Monder, aunque era obvio que con la muerte de Bowie a todos estos músicos le iban a subir los bonos. Ahí supe que ellos no tenían idea que Bowie estaba enfermo. Y hasta puede que él mismo no tuviera real claridad porque leí que quería hacer un segundo disco en esta onda. Y que hay maquetas».

«Estos músicos –Monder, Lindner, Guiliana, Lefebvre, McCaslin – contaban que cuando estaban ensayando Bowie dejaba sus voces grabadas. Ellos pensaban que esa era la voz que iba a quedar porque sonaba filete. Terminan de grabar las bases, Bowie estaba muy contento. Luego dice “vamos a grabar las voces de nuevo”. Bowie, en su rigor musical, decía que las voces estaban mal, que aún no lograban lo que él quería. Esto de la emocionalidad en las producciones musicales no es una cosa de la que se hable mucho. Y eso es lo que caracteriza a Black Star, que tiene una carga emocional potentísima, en voz e instrumentos».

Educa e inspira lo mejor que puedas

“En educación, ¿qué cosa importante puedes entregarle a los alumnos? Lo que puedes hacer es inspirarlos. Me doy cuenta ahora de adulto de las actitudes de quienes fueron, a su vez, mis profes».

«Gente que vivió enseñando con mucho dolor y frustración por el contexto político y social de una época que no viene al caso desglosar acá. La actitud y la visión para hacer clases era la de un Chile de los años 70 y no podías esperar mucho más porque ese era el nivel de conciencia en ese entonces. Ahora lo puedo interpretar así. No podías ser más creativo o más loco porque los profes encontraban que estabas mal».

«Ahora de grande, ahora que yo estoy en el lugar del profe veo que tengo en mis manos la oportunidad de entregar cosas distintas, que en esta vida los alumnos traten de hacer lo mejor que puedan, que hagan su mejor esfuerzo, que se preocupen por hacer lo que les gusta».

En Projazz me gusta esto que está pasando con nuestras reuniones que a veces son hiper voladas, el Cuaderno de Viaje, son cosas que encuentro bacanes, contemporáneas, no las encuentro pretenciosas, sino que súper acotadas. Me quedan cómodas. Esos son cambios de paradigma. Si no, la educación pierde el sentido.