«El método Waldorf educa a través de la creatividad, el arte y el movimiento. La pedagogía Waldorf tiene sus raíces en la investigación del austríaco Rudolf Steiner. En las clases no hay libros de texto. En lugar de exámenes y notas, se valora el promedio de cada niño en un informe final, en el que se hace alusión a su evolución intelectual, emocional y artistica. Esta pedagogía concede gran relevancia a estimular la relación de los alumnos con el Arte»*.
Tal vez has escuchado alguna vez hablar de los colegios “Waldorf”. Es un modelo de pedagogía que tiene casi cien años de historia. Actualmente hay más de mil doscientos colegios Waldorf en distintos países del mundo (no existen universidades Waldorf). Uno de ellos es el Rudolf Steiner, en la comuna de Peñalolén.
Hace unas semanas se llevó a cabo el 2do Consejo General Docente, instancia donde se reúnen todos los profesores de Projazz y sus directivos, y uno de los expositores invitados fue Rafael González, profesor del colegio Rudolf Steiner, cuyas palabras sorprendieron y estimularon a muchos de los profesores presentes.
«En la pedagogía Waldorf, no centramos el interés en las notas. El reto del profesor es despertar el interés de los alumnos».
«El método Waldorf da cuenta que solo en la emotividad del alumno se puede llegar a despertar su interés».
«La pedagogía es un Arte. Un profesor debe convertirse en un artista pedagógico».
«La educación actual no está interesada en qué les interesa a los alumnos. La educación actual se «coloca» dentro del alumno. No es «con» ellos sino «para ellos».
Testimonios de Alumnos de Projazz
Martín Reyes Pardo: “En la pedagogía Waldorf, todo tiene que tener sentido”.
Desde niño en el colegio Rudolf Steiner tuviste que aprender a tocar un instrumento, ¿cómo fue eso?
Fue muy importante lo del instrumento, además tu ya sabías desde antes que en tercero básico te asignaban un instrumento, por lo que yo ya estaba emocionado por ese ciclo que iba a comenzar. Más allá que eso, la música siempre estuvo presente en el colegio: desde 1º básico se toca flauta todas las mañanas. La música no es como en otros lados,que es como “ya, ahora vamos a tocar música”, sino que es parte de todo, es parte de la cotidianeidad y cumple una función dentro de lo que es la pedagogía.
Se supone que el instrumento te lo asignan por tu temperamento, es decir, Colérico, Flemático, Melancólico o Sanguíneo. Por temperamento a mí me deberían haber asignado Piano, pero en unas presentaciones de música vi a unos alumnos mas grandes tocando vibráfono y marimba y quedé alucinado, por lo que insistí para que me dieran percusión.
Cuando saliste del colegio, ¿fue muy traumático pasar a un sistema de “tener notas” y evaluaciones?
Yo salí de IV medio del Rudolf, pero tuve una pasadita por ahí por un colegio tradicional y también tuve que dar exámenes durante la media para validar los estudios con el Ministerio. Para mi no fue traumático ni nada, ya que nunca me han importado las notas: creo que las notas es una de las mayores aberraciones de la educación hoy en día a nivel mundial. Se sigue educando con la idea de recibir un premio, como a un perro que se le enseña a dar la mano a cambio de comida y para peor ese premio es ficticio, no significa nada, es un número en un papel que solo sirve para compararte frente a tus compañeros, solo genera competencia. Es algo que está muy arraigado en nuestro sistema, para mí era muy común ver a gente sorprendida diciendo “¿y no tienen notas? ¿y como los evalúan?”. Y es como… demasiado obvio, o sea, un profesor conoce a sus alumnos, trabaja con ellos, conoce sus capacidades, sus defectos, no necesita una prueba de alternativas para saber si el alumno se ha desarrollado o no.
¿Sientes que haber pasado por una metodología Waldorf te ha apoyado en tu decisión y desempeño artístico?
A pesar de tenerle varias críticas a la pedagogía Waldorf, hay un elemento que agradezco muchísimo, y es que todo siempre tiene que tener sentido, nunca nada va a ser porque sí, todo está relacionado: los contenidos con los procesos de desarrollo, y estos con la forma de enseñar. Me pasó mucho que cuando anduve por un colegio tradicional se me ocurrió preguntar frente a tal materia “y eso ¿por qué?”, y la profesora no sabía responder, no sabía cuál era la razón de por qué estaba enseñando eso. Recuerdo muy bien aun profesor diciendo “nuestro norte es la PSU”, o sea, si el norte es la PSU, para qué voy al colegio, mejor estudio en la casa las materias específicas y me sale mucho mas fácil.
Ese es un elemento muy importante, demasiado importante entender siempre el sentido de lo que uno está haciendo, la falta de sentido es uno de los grandes problemas del mundo capitalista actual y especialmente de Chile: no sabemos por qué estamos haciendo lo que estamos haciendo, porque lo lógico es que encajemos en la estructura del sistema y eso como músicos, como artistas, es casi imposible; o sea, tengo que estudiar varias horas diarias frente a mi instrumento, estudiar piano, entrenamiento auditivo, solfeo, y eso solo para ganar un poco de plata, tener una casa, pagar cuentas, deudas. etc. Es como si elegir hacer lo que nos gusta fuese elegir la forma menos dañina para nosotros mismos de encajar con el sistema.
Si tuvieras hijos, ¿los pondrías en un colegio Waldorf?
Por muchas razones sí, o sea, por las opciones que hay –que no son muchas–, no me interesa que a mis hijos los preparan para ir a la oficina, me gustaría que tuviesen una educación un poco más abierta. Pero también le tengo sus críticas a la educación Waldorf, partiendo porque en Chile es caro.
También es un poco sectario: siempre sucede que la gente que está ahí es gente que está tratando de escapar de la educación tradicional y como es caro, hay harta gente con plata, y se produce un ambiente medio “hippie cuico” que no me gusta, por algo los dos colegios Waldorf más conocidos –Rudolf Steiner y Giordano Bruno– están super cerca uno de otro. Me gustaría algún proyecto Waldorf más social, que por cierto han habido intentos, pero siempre falla lo del financiamiento.
Lucas Magnet Bulling, 2º año de Composición, ex Giordano Bruno: “estoy acostumbrado a aprender haciendo”.
Cuando saliste del colegio, ¿fue muy traumático pasar a un sistema de
“tener notas” y evaluaciones?
Estuve hasta 8vo en el Giordano, porque llega hasta ahí, no tiene enseñanza media. Luego pasé por un colegio donde duré un mes, no aguanté, y después terminé en el Etievan, algo un poco más “alternativo”. Ahí me adapté más fácilmente. El tema de las notas no me genera ningún rechazo. En el colegio me acostumbré rápido. En el Giordano, ¿qué instrumento te tocó, cómo fue tu caso? Normalmente te asignan un instrumento según tu
temperamento, y a mí me iban a dar violín. Pero a mí me gustaba mucho el piano, mi mamá insistió y me lo dieron finalmente. Eso fue de 3ro a 8vo. Armonía al teclado se me ha hecho más fácil gracias a eso.
¿Siempre quisiste ser músico?
No. No estaba seguro. Después de salir del colegio me tomé un par de años para reflexionar, y recién en 2011 decidí que quería estudiar música. Me interesaba la gastronomía. Estuve un semestre también en la Católica estudiando un Bachillerato de Ciencias y Matemáticas para ver si me tincaba algo, pero decidí que no. Y ya tenía experiencia en la música, por ende la opción de estudiarlo me parecía lo más acorde a mí, lo más atractivo.
¿La música fue parte del interés que buscó el colegio despertar en ti?
La verdad es que yo nunca tuve tanto interés en la música: la disfrutaba, sí, pero en el colegio igual tenía rechazo a ciertas asignaturas, y no siempre amé el piano. Tuve conflictos. De hecho, durante un año dejé de tocar completamente, no quería más, le dije a mi mamá que si quería vendía el piano, jaja. Y después me reencanté.
¿Podrías identificar que hay una mirada Waldorf en ti, en tu manera de acercarte a la música, a la composición?
Yo creo que mi forma de aprender quedó más orientada al aprender haciendo. El Giordano era muy de “hacer”, teníamos talleres de todo: de carpintería, cocina, cerámica. Se me olvidó cómo era tejer, jaja. La verdad es que no tengo tan conciente cómo me influenció la educación Waldorf en lo que aprendo ahora. Pero me quedó grabado el estar en constante contacto con el arte, pintábamos harto. Y creo que algo debe pasar en el cerebro
de los niños al trabajar tanto con las manos y la creatividad. Un método muy bueno.
¿Cómo te proyectas después de salir de Projazz?
No tengo tan claro todavía, todavía estoy aprendiendo y observando las opciones que existen para un músico. Sé que me gusta harto tocar, no solo componer. Guitarra y piano. Me gustaría componer música que yo mismo pueda tocar y que alguien quiera escuchar. Ese es de alguna forma mi sueño: tocar música que quiera ser escuchada. Veo que hay muchos ámbitos para trabajar, estoy abierto a todas las alternativas.
*Extraído del diario “El País” de España, sábado 1 de junio de 2013, artículo “El Viaje de vuelta de Penélope”, sobre la decisión de los actores españoles Penélope Cruz y Javier Bardem de educar a su hijo bajo el método Waldorf.
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