Patio es el rescate de un repertorio, de un formato y de una manera de hacer música que viene del fondo de la historia del folklore argentino. Es un esfuerzo enorme de trabajo previo que ahora suena como si no hubiera ningún esfuerzo, gracias a la enorme calidad del trío. Para escuchar y para bailar.
El objetivo, casi una tesis, era recuperar el trabajo de dos tríos históricos: el de Martínez-Ledesma-García, que dejó registros en los años ’40, y el de Juárez-Quiroga-Ríos, que hizo lo propio casi dos décadas después. Con ese fin se reunieron Juan Quintero, Santiago Segret (a quien los socios del Club del Disco conocen por ser el bandoneón del Diego Schissi Quinteto, aunque aquí es más bombisto y cantante que bandoneonista) y el pianista Andrés Pilar, cuyo grupo Don Olimpio fue una de las más gratas sorpresas en lo que va de 2018.
Casi todas las piezas son de carácter bailable: chacareras, zambas, vidalas, gatos, y tienen un dúo de voces al frente, con dos instrumentos armónicos más bombo: piano y guitarra, o bandoneón y guitarra (menos habitual). También hay casos, como A pura ushuta, de voz solista. Hay algunas canciones como Recuerdos del Portezuelo o La añoradora, que podrán ser más conocidas que otras, pero uno de los muchos hallazgos de Patio es que saca a relucir joyas olvidadas (por lo menos a nivel discográfico, porque muchas de estas músicas se siguen tocando en las peñas).
Todo transcurre como si estuvieramos en el patio de una casa en una noche de verano. El trío tocando, sin estridencias, y en el centro las parejas bailando, concentradas, sin aspavientos. Ese es el espíritu de este disco, bellamente reflejado en la música y también en la lúdica gráfica. |
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