Kathryn Schulz se presenta como “equivocadóloga”. Ella afirma que la mayoría de nosotros no asume que está equivocado. Pero ¿y si también nos equivocamos en eso? Presentamos un extracto de
su interesante charla TED.
¿Qué se siente estar equivocado? Una cosa es darse cuenta que uno está equivocado: ahí se siente terrible, se siente vergüenza, por ejemplo. Pero en el momento puntual en que nos estamos equivocando, no se siente nada!
Les pongo una analogía, ¿recuerdan los monitos de El Correcaminos que veíamos cuando éramos chicos? Cuando el Coyote perseguía al Correcaminos. En cada episodio había un momento específico donde el Correcaminos se tira por un acantilado y vuela (que está ok porque es un ave) y el Coyote va detrás de él y hace lo mismo. Lo divertido es que el Coyote está completamente bien, de hecho sigue corriendo. Pero en el momento en que el Coyote mira hacia abajo y se da cuenta que está en el medio del aire, ahí recién es cuando cae.
Cuando nos equivocamos en algo no nos damos cuenta: antes de eso somos como el Coyote, después que saltó del acantilado y antes de mirar abajo.
Debería corregir algo que dije antes: efectivamente sí se siente algo cuando uno está equivocado: se siente como que tenemos razón! Y esta es una de las razones estructurales de por qué nos obstinamos en este sentimiento de estar en lo correcto. Lo llamo “ceguera de error”. La mayor parte del tiempo no tenemos ni el más mínimo indicio interno que nos permita ver que estamos equivocados en algo hasta que ya es muy tarde.
Pero hay otra razón de por qué nos quedamos pegados en este sentimiento. Es cultural: retrocedamos un momento a cuando estábamos en la básica, en el colegio:
Primero: Estás sentado en clase y el profesor muestra los resultados de una prueba y hay una que tiene un 1. Uno de inmediato piensa que el autor es el flojo, el tonto, el típico compañero que nunca hace las tareas. Ya a los 9 años nos enseñan en el colegio –y nos damos cuenta– que la gente que se equivoca es perezosa e irresponsable.
Segundo: Hemos aprendido una pésima lección: que la manera de tener éxito en la vida es nunca cometer errores. Muchos de nosotros siente que debe ser perfeccionista, un “superador de objetivos”, cierto? Esque nos vuelve locos pensar en la posibilidad de hacer algo mal. Porque hacer algo mal quiere decir que hay algo malo en nosotros. Por eso insistimos que estamos en lo correcto: porque eso nos hace sentir inteligentes, responsables, virtuosos y seguros.
Este es un tremendo problema práctico. Pero también es un tremendo problema social. Piensa por unmomento en lo que significa estar en lo correcto. Quiere decir que solo lo que tu crees es el fiel reflejo de “la realidad”. Y piensas: ¿cómo voy a hacer cambiar de opinión a toda esa gente que está en desacuerdo conmigo? ¿cómo lo voy a hacer para que se den cuenta que están equivocados? La mayoría de nosotros lo hace asumiendo lo siguiente: – Lo primero que hacemos –si vemos que alguien está en desacuerdo con nosotros– es asumir que esa persona es ignorante: ellos no tienen acceso a la misma información que yo y, por ende, puedo, generosamente, compartir esa información con ellos.
Cuando esto no funciona, cuando vemos que esa persona, de hecho, maneja la misma información que yo, lo que asumimos es:
– Que es un idiota.
Y cuando eso tampoco funciona –estamos frente a alguien tan inteligente como yo y que maneja la misma información–, asumimos que: – Esa persona sabe la verdad y deliberadamente la
oculta para su propio beneficio o sus propios oscuros motivos.
Todo esto es una catástrofe. Esta manera de aferrarnos a nuestro propio sentido de tener la razón. Lo único que logra es que nos tratemos terriblemente entre nosotros. Y lo que es más trágico de todo esto, es que se pierde la idea de ser humano. Queremos que toda la gente tenga nuestra misma forma de pensar. Eso no es verdad, no es real, y además puede llegar a ser tremendamente aburrido.
El milagro de nuestra mente no es que uno pueda ver el mundo como es, sino que uno puede ver el mundo como no es. Por qué no miramos a nuestro alrededor, a esta complejidad y misterio del universo, y nos proponemos un día ser capaces de decir: “wow, no sé… tal vez yo estoy equivocado”.
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