Diferentes escenarios han sido testigos de la carismática Julia Grisenti, siendo uno de estos el Anfiteatro de la Quinta Vergara. A su temprana edad, ha tenido la posibilidad de cantar junto a reconocidos artistas nacionales e internacionales que le permitieron desarrollar diferentes técnicas para encontrar su identidad y sello como intérprete musical.
Esta argentina de nacimiento y chilena de corazón, llegó a este país a los 18 años para desarrollarse musicalmente. Comenzó en Projazz por recomendación de diferentes personas que la motivaron a formar parte de una institución cálida, familiar y con alto nivel educativo.
Titulada en Intérprete en Jazz y Música Popular mención canto, obtuvo el primer lugar en la beca de excelencia académica durante todos los años de carrera. Además, tuvo la posibilidad de realizar su concierto de título con el reconocido pianista Valentín Trujillo.
Ha tenido la oportunidad de trabajar con destacados directores del medio como Carlos Figueroa, René Calderón, Nicolás Borbar y Roberto Trujillo (actual director de Luis Fonsi). Por otro lado, formó parte de los músicos que acompañaron a Ricky Lawson (baterista de Michael Jackson, Phil Collins, Whitney Houston, entre otros) y Nate James (ganador de Urban Music Awards) durante sus visitas a Chile.
“Mi familia me recomendó iniciar una carrera musical para hacer un círculo de amigos porque yo estaba sola acá”.
¿Desde niña querías estudiar música?
Me costó descubrir que yo amaba esto porque no tenía un acercamiento musical en mi casa. Comencé a los 10 años en el coro de la escuela y la profesora me pedía intervenciones como solista, me parecía bonito lo que me hacía sentir en ese momento pero no me daba cuenta que amaba la música. A los 15 años me enamoré, gracias a una academia de canto donde me inscribió mi mamá, ahí descubrí que si quería dedicarme a esto debía estudiar, esforzarme y adquirir herramientas.
“Mi test vocacional indicaba que mi único camino era la música”.
¿Tenías otra carrera en mente?
Yo quería estudiar derecho porque era buena para discutir, pero no tenía certeza ya que debía elegir una carrera tradicional que me sirviera para trabajar y aportar en la empresa de mi familia. Tengo una mamá visionaria quien me impulsó a desarrollar mi talento y esto es algo por lo que estoy agradecida ya que no todo el mundo goza de esto.
“En Projazz se arman lazos muy sanos, se volvió la familia y amigos que yo elegí”.
¿Cómo fue tu aprendizaje en Projazz?
Acá tuve diferentes profesores que son fuente de inspiración y tienen una trayectoria musical intachable, me enseñaron técnicas que me sirvieron para pulir mi instrumento. De igual forma, realicé varios talleres que me complementaron como artista.
“Projazz te enseña a trabajar la motivación, a espantar los fantasmas que nos persiguen y aprender a convivir con el ojo crítico de las personas que nos rodean”
¿Qué se siente compartir escenario con los que alguna vez fueron tus profesores?
Es un orgullo tocar o cantar con tus profesores, al salir de Projazz se convierten en tus amigos y colegas. Gracias a ellos tengo las herramientas para estar a su nivel y sentir esa emoción en un escenario es muy gratificante y enriquecedor.
La Quinta Vergara se convirtió en tu escenario… ¿Qué se siente?
El Festival de Viña del Mar despierta muchas emociones y los ojos del mundo están puestos ahí. Fue una oportunidad que quise aprovechar y disfrutar al máximo, son sentimientos de todo tipo que te llenan al saber que estás compartiendo escenario con importantes músicos y te llena de satisfacción que confíen en ti para tan importante proyecto. Son 10 días de muchos ensayos y requiere de mucho nivel técnico y profesional.
“En Viña tuve la oportunidad de compartir escenario con Javi Vinot y Andrés Pérez (ex alumna y profesor de Projazz)”.
¿Cómo influyó en tu vida haber formado parte de la banda de Myriam Hernández?
Aprendí a desempeñarme artísticamente, cómo responder a diferentes públicos y a solventar cada imprevisto. Conocí toda la parte técnica que se necesita para ejecutar todo de la mejor manera. Tocar en varios lugares y con diferentes técnicas te enseñan a crecer como artista.
“Con Myriam Hernández aprendí la esencia del artista”.
¿Proyectos a futuro?
El 2017 fue un año donde tuve que salir de mi zona de confort, entendí que el 2018 traería momentos buenos para mí. Me propuse a hacer todas las cosas que no me decidía hacer antes sin importar los prejuicios, en estos momentos tengo las fuerzas para hacer mi propia música. Estoy en un año que me quiero conectar con las cosas inconclusas porque ya no hay excusas.
¿Qué elementos debe tener un artista?
Vivimos en una sociedad donde las personas tienen que ser jóvenes y bonitas para poder sobresalir en el medio, yo lucho para ver de qué manera se cambia eso. Un artista tiene que tener una identidad o un sello bien sea por su timbre de voz o puesta en escena y eso solo se encuentra con la búsqueda personal para conseguir un estilo propio.
¿Qué mensaje les das a las personas que quieren estudiar música?
Disfruten el proceso de aprendizaje y no pierdan su espontaneidad ni esencia. Aprovechen la oportunidad ya que eligieron desde la pasión estudiar música, háganlo con motivación sin obsesionarse y a la hora de pararse en un escenario estén confiados, preparados y entregados a transmitir en compañía de los otros músicos todas sus emociones.