VI CONCURSO DE PIANO TOCA EL CIELO
¿QUIÉNES PARTICIPAN?
JÓVENES HASTA 16 AÑOS
HASTA EL 20 DE JULIO DE 2018
https://youtu.be/CGDPW1pM9_0
¿QUIÉNES PARTICIPAN?
JÓVENES HASTA 16 AÑOS
HASTA EL 20 DE JULIO DE 2018
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Hace cinco años, la directora del Festival Puerto de Ideas, Chantal Signorio, fue a la casa del físico y matemático Eric Goles para invitarlo a la primera edición de ese evento en Antofagasta. “Eric, unos cuatro meses antes cuéntanos qué charla vas a hacer para que veamos qué material audiovisual necesitas, porque los científicos requieren parafernalia”, le dijo ella, según recuerda él. El comentario fue un golpe en el ego de Goles: “Me piqué porque no tengo miedo a mandarme un toyo en un escenario delante de 500 personas”, dice el Premio Nacional de Ciencias Exactas 1993. “‘Mira, Chantal -le dije, farsante-, no te preocupes, voy a contar un cuento y sólo quiero una sala grande y un sillón para sentarme’. Honestamente, no tenía idea qué cuento, pero como me taimé le dije eso”.
Pasó el tiempo y Goles ni se acordó de que debía preparar algo. Sólo poco antes del evento se le ocurrió contar la historia de Kurt Gödel, un matemático nacido en 1906 en el imperio austro-húngaro del que Goles había escuchado por primera vez cuando era alumno de un curso de Lógica en la U. de Chile a comienzos de los 70. “Es un tremendo matemático y sus resultados me impresionan, y además es un personaje de mucha humanidad. Podríamos pensar que es un nerd metido en su cuento pero nada que ver; es capaz de enamorarse perdidamente de Adele, que era una cabaretera de una boîte de mala muerte de Viena de los años 30, de modo que tiene de dulce y agraz. Como diría Nicanor Parra, un embutido de ángel y bestia”.
En Puerto Ideas, el ex conductor del programa de ciencia Enlacesimprovisó casi una hora sobre Gödel y las matemáticas. Al final sacó aplausos. Repitió la fórmula en eventos en Santiago y Temuco, también con éxito. Entonces, su pareja le sugirió que convirtiera su improvisación en un monólogo teatral. Ese intento terminó convertido en la novela La conspiración de Babel (2018, LOM), su segunda incursión en la ficción después de El zapato perdido de la Marilyn (2008, LOM).
-¿Entonces esta novela nació de una pataleta?
-Sí, claro. Lo que viene de antes es que me gusta escribir y contar toyos, pero así nace un poema o una novela: te impresiona una cosa y escribes.
-¿Cómo fue el tránsito de matemático a novelista?
-Fue pasar de un extremo a otro, pero en mi caso no fue tan dramático porque vengo de una familia de artistas.
Los artistas son su padre, José Goles, un músico que ganó el Festival de Viña del Mar en los 60 y que compuso la popular tonada del Pobre Pollo; y su madre, la Meche Chacc, una reconocida actriz de teatro antofagastina: “Allá es conocida como la loca Meche. Va a cumplir 91 años y estaba en las tablas hasta hace un año”.
Explica Goles: “Yo era bueno para las matemáticas en el colegio, pero nunca dejé de tener inquietudes literarias. Desde que tengo uso de razón he sido un gran, gran lector, leo de chincol a jote. Leía de una manera omnívora y la lectura está cerca de la creación literaria. Para mí, una persona que escribe normalmente lee mucho”.
-¿Por qué escribir ficción?
-Porque quiero inventar vidas ajenas. De algún modo, y lo dicen muchos autores, uno lee por vivir vidas ajenas. Es mucho más que solo entretenerse y ese es uno de los hilos conductores para escribir.
Goles dice que le gusta meterse a concho en ese rol de escritor y que no le resulta más fácil que las matemáticas. “Fue un trabajo jodidísimo”, exclama. A La conspiración de Babel le dedicó los inviernos europeos durante cuatro años. Se levantaba a las seis de la mañana a escribir, cuatro horas después se iba a su trabajo de matemático en la Universidad de Orleans, en París, y en la noche leía y corregía. Cuando venía a Chile le compartía sus textos a leer a colegas de todos los ámbitos esperando el feedback.
-¿Y cómo crees que lo haces escribiendo ficción?
-Bien. No tengo pelos en la lengua. Este libro no es para ganarse ningún premio probablemente, pero está bien escrito.
-Dices que vas por la vida buscando personajes, ¿de qué tipo?
-Me interesan los personajes en el borde, esos que tienen taras, que son infecciosos, que son inteligentes, que tienen todo junto, que son seres humanos. Y Gödel es un buen ejemplo. Él se mantiene al filo de lo que yo llamaría la realidad, porque tenía periodos de paranoia fuertísimos: pensaba que lo querían envenenar, por ejemplo.
Recuerda una anécdota: en 1948, Gödel solicitó la ciudadanía norteamericana y como se tomaba las cosas en serio y era excesivamente racional, leyó en detalle la Constitución, al punto que descubrió una inconsistencia lógica por la que se podía instaurar una dictadura en los Estados Unidos. Sus amigos -el matemático Oskar Morgenstern y Einstein- lo acompañaron ante el juez para distraerlo y evitar que mencionara su “descubrimiento”, pero no pudieron evitarlo: Gödel dijo que era posible que llegara al poder un dictador. Con sorpresa y desacomodo, el juez lo interrumpió y entre Einstein y Morgenstern consiguieron calmar a Gödel, que poco más tarde juraría su nueva nacionalidad.
-¿Qué te entrega escribir ficción?
-Cuando yo me siento a escribir esto, vivo en otro mundo, soy otro, soy los personajes, y eso te da una satisfacción infinita; tal como cuando hago matemáticas, estoy fuera del mundo, y el día que no pueda crear, ya sea en este contexto o en el otro, estaré bueno para que me manden directamente al cementerio.
Va otra vez: “El lenguaje de las matemáticas es como el ajedrez: tiene reglas precisas, entonces los grados de libertad del lenguaje matemático son cortos; cuando me cambio y me voy al otro lenguaje, al español, tengo más grados de libertad para inventar”.
-¿Qué te da la ficción que no te da la divulgación científica?
-Hoy no me interesa la divulgación científica. O sea, si me dices ‘Eric, hay que escribir un libro de divulgación de lógica’, probablemente lo puedo hacer, pero no es mi interés primordial. Hice mucho, me pasé varios años en el programa Enlaces y he escrito crónicas y artículos en diversos medios. El otro día un colega fue a una librería porque quería comprar La Conspiración… y le dijeron ‘sí, lo tenemos’, pero estaba en el anaquel de científicos. Ese es un prejuicio: ‘Ah, Eric Goles, el científico’, porque esta es una novela, no es divulgación. Acá estoy contando, me pego toyos, miento, porque es una ficción.
-¿Te enojaste?
-No, porque es lo usual. La gente encasilla a la otra gente. Si llega mi colega y me dice lo contrario: ‘Oye, Goles, fui a la librería y tu libro estaba en el mesón de narrativa latinoamericana’, puta, me hubiera sentido súper feliz (ríe como si viviera ese momento). Lo otro era lo que probablemente iba a pasar.
-¿Te sientes un novelista?
-Sí, por supuesto que sí, este libro no es chacota.
-¿Te gustaría que te reconocieran como novelista?
-La palabra novelista es demasiado grande. Me gustaría que me reconocieran que este esfuerzo es genuino, que es un buen esfuerzo. Y me gustaría que lo lea mucha gente.
Tanto le entusiasma este rol que tiene planes de seguir con una tercera novela, pero le angustia no saber sobre qué: “Cuando termino un texto como éste, que me tomó cuatro años, quedo como viudo. Se te fue algo y ya no está. Me hace falta pensar qué voy a hacer y no tengo respuesta. Pero ha pasado poco tiempo, tengo que hacer el duelo. Terminé este libro en abril… Ojalá de acá a final de año me ilumine con un tema”.
A fines de 1922, el famoso físico alemán emprendió un viaje en barco con rumbo al Lejano Oriente. Durante su travesía redactó una vívida bitácora que acaba de ser publicada y que muestra al científico como un turista más que se enamoró particularmente de Japón. “Era un escritor muy colorido. Su estilo de narración en el diario es totalmente distinto al de sus documentos científicos”, explica quien escribió el prólogo.
Un crucero de la empresa Nippon Yusen cruza lentamente el mar japonés de Seto, famoso por lugares como el santuario Itsukushima y su portal flotante, y se dirige al puerto de Kobe. La fecha es 17 de noviembre de 1922 y entre la multitud de hombres, mujeres, ancianos y jóvenes nipones que vuelven a su país también viaja un pasajero inusual, uno que proviene de la lejana Europa y que es considerado uno de los científicos más famosos del mundo: el físico alemán Albert Einstein. Es el inicio de la primera y única visita que haría a tierras japonesas, por lo que el científico está ansioso por iniciar un recorrido tan enigmático como el universo que intentaba explicar mediante ecuaciones y fórmulas.
“Todas las cosas que sabía de Japón eran incapaces de darme una imagen clara. Mi curiosidad estaba dominada por el suspenso cuando, a bordo del Kitanu Maru, pasé por los estrechos japoneses y vi los incontables y delicados islotes de tonalidades verdes que brillaban bajo el sol matutino. Pero lo que más resplandecía eran los rostros de los pasajeros japoneses y de toda la tripulación. Muchas mujeres pequeñas y delicadas, que rara vez se veían antes del desayuno, se movían alegremente en la cubierta a las seis de la mañana, sin prestarle atención al gélido viento, con tal de ver el primer atisbo de su tierra”, escribió Einstein en un elegante cuaderno de 182 páginas que llevaba con él a todas partes.
Ese era el diario de viaje que el científico comenzó a escribir el 8 de octubre de ese año, cuando él y su esposa, Elsa, se embarcaron en el puerto francés de Marsella e iniciaron una travesía que los llevó a Egipto, Ceylán, Singapur, Hong Kong, China y finalmente, Japón. Ese país, regido en ese entonces por el emperador Taishō, y el cariño que generaba entre sus habitantes cautivaron a Einstein desde el primer momento que avistó las costas niponas, tal como se nota en las demás impresiones de esa mañana de noviembre en el Kitanu Maru: “Me conmovió ver cómo todos estaban dominados por una profunda emoción. Un japonés ama a su país por sobre todo lo demás; y a pesar de su curiosidad por todo lo que es extranjero, al estar lejos de su casa se siente más forastero que cualquier otra persona. ¿Cómo se puede explicar esto?”.
Las notas que tomó Einstein durante su estadía de cuarenta días en Japón y todas las demás que escribió en su viaje por Asia y de regreso a Europa conforman una bitácora única e íntima, cuya versión íntegra acaba de ser publicada por primera vez en inglés con el título Los diarios de viaje de Albert Einstein: El Lejano Oriente, Palestina y España, 1922-1923. La obra fue recopilada por la Editorial de la Universidad de Princeton -ciudad estadounidense donde Einstein residió desde 1933 hasta su muerte en 1955- y muestra al cerebro tras la teoría de la relatividad como un turista más que se maravilla con una “puesta de sol única en el Monte Fuji” de Japón, la vista de Hong Kong desde el funicular Peak Tram (“Es el paisaje más lindo que he visto hasta ahora en el viaje”) y una visita a la bíblica ciudad de Jericó (“Un escenario monumental, con sus oscuros y elegantes hijos árabes vestidos con túnicas”).
El volumen tiene una introducción y anotaciones de Ze’ev Rosenkranz, experto en la vida y obra del físico alemán y editor del Einstein Papers Project (www.einstein.caltech.edu). La iniciativa cuenta con el respaldo de la Editorial de la Universidad de Princeton y la Universidad Hebrea de Jerusalén y su fin es preservar, traducir y publicar decenas de miles de documentos del científico de raíces judías. Para Rosenkranz, la crónica del viaje al Lejano Oriente muestra una faceta más cotidiana de un personaje que suele ser visto como un genio al que sólo le importaba descifrar fenómenos como la gravedad.
“En su estilo telegráfico, realiza comentarios peculiares, burlescos, perspicaces y a menudo divertidos sobre los individuos prominentes y ordinarios con los que se topaba, lo que muestra aspectos de Einstein que son poco familiares. Al mostrarlo como un turista y viajero descubrimos que era bastante pasivo en cuanto a los arreglos de sus travesías, ya que dejaba que organizadores locales planearan su itinerario, las conferencias que dictaba y sus reuniones. Eso contrastaba con las visitas que hacía en Europa, donde era mucho más autónomo. Lo que más disfrutaba era viajar por mar; le encantaba la relativa soledad a bordo y la oportunidad de trabajar sin distracciones”, cuenta Rosenkranz a Tendencias.
El especialista agrega que el científico “era un escritor muy colorido. Su estilo de narración en el diario es totalmente distinto al de sus documentos científicos, donde intenta ser lo más objetivo posible. Sus diarios son muy personales y subjetivos”. Rosenkranz indica que en la génesis de esta bitácora, una de las seis que el físico redactó sobre sus travesías, también es posible ver un lado más humano del investigador: “Nuestra teoría es que escribió el diario como una ayuda memoria para recordar el viaje y como un registro que pudieran leer sus hijastras al regresar a Berlín. Lo que vemos en sus comentarios es su voz auténtica y directa desde su corazón”.
En la tierra del sol naciente
En 1922, ya habían pasado diecisiete años desde que Einstein presentara su famosa teoría de la relatividad especial y el investigador había dictado conferencias en lugares como Oslo, Inglaterra y Estados Unidos. Pero su diario revela que el lejano Japón le parecía una aventura imperdible: “En los últimos años he viajado mucho, bastante más de lo que le corresponde a un investigador (…) Pero cuando llegó la invitación de Yamamoto, decidí inmediatamente embarcarme en tan extraordinario viaje, aún cuando soy incapaz de ofrecer una excusa más allá de que jamás podría perdonarme por dejar pasar la oportunidad de ver Japón con mis propios ojos”.
El gestor del viaje que menciona el físico era Sanehiko Yamamoto, presidente de la editorial Kaizo-Sha y que en 1921 había llevado a Japón al filósofo inglés Bertrand Russell. Al preguntarle que nombrara a los ciudadanos vivos más importantes del mundo, el académico dijo: “Primero Einstein y luego Lenin. No hay nadie más”. En su diario, el investigador alemán escribe: “Nunca en mi vida he sido objeto de más envidia en Berlín que cuando fui invitado a Japón. En nuestro país esa tierra está envuelta por un velo de misterio mayor al de cualquier otra”. Rosenkranz explica que en esa época el físico ya había leído bastante sobre Japón y “estaba fascinado por ese país antes de poner un pie en él. También tuvo contacto con físicos japoneses desde 1909 y conoció alumnos nipones que estudiaron en Berlín”.
Más allá de su interés por Japón, para Einstein el viaje era una oportunidad de alejarse de una Alemania donde el antisemitismo ya se hacía sentir: en junio de 1922 el canciller judío Walther Rathenau fue asesinado por sicarios de extrema derecha que fueron ensalzados por un joven Adolf Hitler. “Supuestamente estoy en un grupo de personas que son blancos de asesinos nacionalistas”, escribió en una carta al físico Max Planck.
Pero al llegar a tierras niponas, el científico se dio cuenta de que aún le quedaba mucho por aprender y que no entendía del todo la cultura local. “Los cantos japoneses son incomprensibles para mí. Ayer volví a escuchar a otra persona que cantó hasta que me sentí mareado”, escribió. En otra página relata lo complicado que era sentarse en el suelo para cenar y lo chocante que podía ser la gastronomía, como cuando describe a las langostas asadas que le sirvieron en una posada como “pobres criaturas”. Sin embargo, otros pasajes muestran su asombro frente a la arquitectura del Palacio Imperial de Kioto –“Fue el edificio más hermoso que jamás he visto”- y la sensualidad de un grupo de geishas que actuó en una cena y cuyos rostros califica como “muy expresivos, sensuales e inolvidables”.
Einstein ocupó los trenes para viajar a conferencias y recorrer lugares como Tokio, Osaka y Fukuoka, donde está Shofukuji, el primer templo zen construido en Japón. Participó en varias ceremonias del té, estuvo en una función del tradicional teatro kabuki y asistió al festival de los crisantemos –uno de los cinco más sagrados de Japón- junto a la familia imperial. Al completar ese periplo, Einstein plasmó su visión de la cultura local: “Los paisajes con esas pequeñas islas verdes, las colinas, los árboles, las pequeñas parcelas de tierra cuidadosamente divididas y los campos minuciosamente preparados son encantadores (…), al igual que la gente, su lenguaje, sus movimientos, sus ropas (…) Cada pequeña cosa tiene un significado y un rol. Estoy fascinado con sus elegante sonrisas y cómo se inclinan y se sientan, algo que parece imposible de imitar”.
Pero no todo fue felicidad para una figura que acababa de recibir el Nobel de Física y que muchos identificaban al instante debido a su característica melena y pipa. En una nota escrita el 24 de diciembre de 1922, poco antes de dejar tierras niponas, el físico escribió: “Me acaban de tomar la foto número 10 mil…la cena no termina nunca…la dueña de la posada está muy emocionada, de rodillas, agacha cien veces su cabeza hacia el piso”. Según RosenKranz, esas palabras revelan las dificultades que tenía el introvertido físico para lidiar con su fama: “A veces se resignaba porque se daba cuenta de que no podía hacer mucho contra eso. Pero en otras ocasiones era emocionalmente desgastante para él y añoraba tener momentos de soledad”.
El lado más oscuro
En el prefacio del libro, Rosenkranz confiesa que le sorprendió encontrarse con algunos pasajes no tan cándidos y que revelan un claro tono xenofóbico. Un ejemplo es la observación que hace de los chinos en Hong Kong: “Gente industriosa, sucia y letárgica (…) Balcones que parecen colmenas, todo está construido de manera apretada y monótona… incluso los niños parecen sin ánimo y letárgicos. Sería una lástima que estos chinos suplantaran a todas las otras razas”.
Esos dichos, afirma el experto, muestran que el físico no estaba ajeno a la visión que imperaba en su época y que proponía una superioridad intelectual de los europeos: “Su creencia en la inferioridad intelectual de varios países es particularmente chocante y se puede explicar parcialmente por el contexto en que fueron escritos. Sin embargo, contrastan fuertemente con el perfil humanitario que hemos tenido hasta ahora de Einstein”.
Tras dejar Japón, el 1 de febrero de 1923 el investigador llegó a Egipto y al día siguiente partió a Jerusalén. Quizás debido a su personalidad secular, el “muro de los lamentos” no lo impresionó demasiado y lo calificó como un “lamentable panorama de personas con pasado pero sin presente”. Una impresión radicalmente opuesta a la que tuvo en Tel Aviv, una “ciudad hebrea moderna” con “una activa vida intelectual y económica”. La última parada antes de volver a Alemania en marzo de 1923 fue España. Allí visitó el Museo del Prado y también se paró frente a la pintura de El Greco titulada “El entierro del conde Orgaz”, albergada en la parroquia de Santo Tomé, en Toledo, y que definió como una de las “imágenes más profundas” que jamás había visto.
Rosenkranz afirma que hay planes para editar las demás bitácoras que Einstein escribió durante el viaje que en 1925 realizó a Argentina, Brasil y Uruguay y las visitas que efectuó a Estados Unidos en la década de 1930. Por ahora, dice, lo que es claro es que el viaje al Lejano Oriente y en particular la visita a Japón dejaron una marca permanente tanto en Einstein como en sus anfitriones. Cuando el físico partió de regreso a Europa, Sanehiko Yamamoto permaneció en el muelle hasta que el barco era sólo un punto en el horizonte y luego solía describir a Einstein como el “hombre más grandioso” que había conocido. El afecto por Japón también marcó al investigador alemán, que tras la II Guerra afirmó: “Si hubiera previsto lo que ocurrió en Hiroshima y Nagasaki, en 1905 habría hecho pedazos mi fórmula (E=mc2)”.
-¿Cómo ingresa la física a tu mundo natural, que es la música?
-Eso ha sido hasta hoy una eterna pregunta. No lo sé. La física es una cuestión que me fascinó desde siempre. Además hay ciertos paralelos, yo diría más sicológicos que conceptuales, con la música. Ambas tratan de buscar una cierta belleza.
-¿De qué manera?
-En la física te sorprendes cuán compacto y bello puede ser desde el punto de vista matemático la descripción del mundo. Realmente hay una belleza subyacente que sorprende mucho. Y en música buscas todo tipo de emociones a través de la belleza.
-Es un punto en común
-Es una intersección. Y la otra intersección es que en cierto modo la música también tiene una estructura lógica y matemática muy precisa, si estudias armonía clásica. Hay reglas muy precisas y si las violas la armonía suena mal. En música moderna eso ya no es un elemento válido, pero sí en lo clásico.
-¿Por qué seguir dos carreras y no dedicarse 100% a una?
-Se dio naturalmente. Pero siempre tuve la angustia de qué iba a pasar en algún futuro. Integré por varios años la Orquesta de Cámara de la Católica. Lentamente empecé a tomar más peso a la física como fuente de vida, de ingresos. Pero sigo activo en música, ahora tengo un cuarteto de cuerdas con el que toco regularmente. Ensayamos dos veces por semana, tenemos cuatro o cinco conciertos por año. A veces echo de menos una actividad más intensa musicalmente, pero también necesito una actividad intelectual más alejada de emociones.
-¿Qué de la música te ayuda en el ejercicio de la física y viceversa?
-Cada una es un escape a la tensión que genera la otra. Te permite no convertirte en un ser obsesivo. Es muy bueno liberarse unas horas al día, pensar en otras cosas. En ese sentido, te ayuda a complementarte emocional e intelectualmente. Mi rutina diaria parte con una hora y medio de viola en mi casa. Luego, la física. Si falta tiempo, retomo en la noche.
-¿Puedes desconectarte absolutamente de una para entrar en la otra?
-Cuesta mucho. Hay un traslape que permanece en el tiempo; estás comenzando a hablar de física y literalmente estás recitando la sonata que estabas estudiando antes y viceversa. Cuesta, pero se logra.
-¿Es raro que un científico se dedique a estos asuntos?
-No. Heisenberg era un muy buen pianista. Se dice que Einstein tocaba razonablemente el violín. Me parece que tiene que ver con la disciplina. La música es una fuente muy importante de disciplina y método, súper útil en la física.
-Conversan bien tus vidas paralelas, entonces.
-Tú estás siempre ondulando de un lado para otro. A diario. No sé si son vidas paralelas, diría vidas entremezcladas, como un tejido.
Entonces, Loewe habla de sus hijos. Que se hicieron cargo de la herencia del padre, pero que, a diferencia de él, no entremezclaron las vidas. “Tengo un hijo violinista, 100% violinista, que se fue muy joven a Berlín. Tengo una hija que estudia chelo en el Conservatorio de la Chile. Otro de mis hijos es puramente físico, está haciendo un posdoctorado en Estados Unidos”.
Las movilizaciones y tomas de las universidades del 2011 le dejaron a Lorena Sulz, subdirectora de Investigación de la Escuela de Medicina de la Usach, mucho tiempo libre. Una disyuntiva ajena al ámbito de la academia se le cruzó por la cabeza: ¿estudiar fotografía o para ser DJ?
A Lorena, bióloga con un doctorado en Ciencias Biológicas con mención en Fisiología, siempre le gustó la música electrónica, pero cuando partió el boom de los DJ en los 90 ella estaba en otros menesteres: era estudiante, esposa y madre de su hija Javiera, hoy de 25. “Cero posibilidad en esa época”, dice.
Entonces a los 40 años Sulz se matriculó en la DJ School, una academia de DJs de nivel profesional. Cursó 12 semanas y más de una decena de prácticas pinchando discos. Sus compañeros eran, por lo bajo, 10 años menores.
“Aparte de la parte técnica, te enseñan a crear tu propuesta. Ser DJ no es pasar una canción tras otra; el orden y el tipo de canciones crea un cuento y hay que saber cómo transmitirlo”.
Lorena necesitaba hacer otra cosa. La ciencia, explica, es un trabajo muy solitario: “En el laboratorio soy yo, el microscopio y la muestra. Además, cuando trabajas con científicos, te juntas con científicos, con los horarios en que trabajan los científicos -10 a 12 horas diarias-, te quedas en una burbuja”.
Muchos años antes, su mamá había formado un grupo folclórico en su trabajo. Cuando Lorena tenía 28 años y había terminado su magíster, entró a ese grupo. Iban a festivales, a ferias costumbristas, a giras. Bailaba desde los carnavales del norte hasta ritmos rapanuis. “En ese el grupo de baile encontré que había un mundo afuera del laboratorio”, dice.
Estuvo más de 10 años bailando hasta que murió su madre. No pudo seguir en el grupo por el recuerdo de ella. Un par de años después entro a la DJ School.
-¿En qué se parece lo que haces como DJ a tu trabajo científico?
-En el estado mental de tranquilidad que necesito para escribir un paper o para componer música. También en el proceso creativo. La ciencia, aunque los que estudian ciencias sociales digan que no, es súper creativa. Tú tienes un problema que resolver: cómo A se relaciona con B. ¿Cómo pruebas eso? Es una creación de tu cabeza.
-¿Y en qué se diferencia?
-La diferencia es que esa búsqueda tiene un marco teórico, entonces tu creación tiene muchos límites. Como DJ tienes menos límites, porque es un arte creativo que te sale de la guata y los resultados son absolutamente distintos: la ciencia es súper racional y la creación de un DJ es pura emocionalidad.
-¿Necesitabas un espacio donde poner tu emoción?
-Sí, porque la ciencia es muy racional, es como ser un robot. Lo otro es una cosa de guata, de tripas, es un volcamiento emocional que ayuda a desahogarse un montón.
Lorena trata de tocar cada 15 días para no trasnochar todos los fines de semana. Lo ha hecho en la ex Salita, hoy NaveLuna Club, Espacio 93 y en Espacio Radicales. Una vez sus alumnos le pidieron inaugurar la fiesta del Congreso Científico de Estudiantes de Medicina. “Resultó más o menos porque a los cabros les gusta caleta el reggaeton. Me decían: profe, ¿tiene algo más movido? ¿Más movido que esto?, respondía yo. ‘Yo toco esto, no pachanga’”.
Dice que no todos en la academia aplauden su pasatiempo. “Hay académicos que piensan que cualquier cosa que hagas que no sea la academia es una pérdida de tiempo. Cuando estaba en la Católica llegaba temprano y me iba a las cinco a hacer tareas con la Javi y mi jefe me retaba: para qué te metiste a hacer ciencia si tenías que criar”. Esos comentarios no han pasado totalmente de moda: “A mí siempre me dicen ¿cómo puedes hacer las dos cosas?, y yo digo ¿y qué tiene de raro? La ciencia me ejercita el cerebro y esto otro, el alma, punto. Y las dos cosas forman Lorena Sulz. No soy el doctor Jekyll y Mr. Hyde”.
En términos puramente evolutivos, es difícil pensar en “objetivos” más altruistas de nuestro paso por la vida que llegar saludables a edad fértil para reproducirnos y cuidar de nuestra descendencia hasta que puedan valerse por sí mismos. El resto no parece tener una justificación natural clara, ninguna explicación científica consensuada. Los dos procesos fundamentales que realiza la célula, el metabolismo y la reproducción, terminan así reflejándose en nuestros deseos más primarios: la comida y el sexo. Somos similares al resto de los seres vivos que habitan nuestro planeta en estos dos gustos; sin embargo, las estrategias que la evolución puso a nuestra disposición nos transformaron en los reyes de la biósfera. En sus más temibles depredadores. Ese éxito, claro está, vino acompañado de sorprendentes efectos secundarios. De nuestros poderosos cerebros parece haber emergido una tercera vía al deseo, tan poderosa que incluso es capaz de hacernos renunciar a nuestros instintos primarios. Se trata de la cultura.
La cultura es aquello que, para bien o para mal, nos permite disfrutar de un amargo café o una cerveza generosa en lúpulo, a pesar de que instintivamente asociamos lo amargo con lo venenoso (la mayoría de los venenos naturalmente presentes en la naturaleza lo son). Es así como los niños no disfrutan de esas bebidas, pero sí disfrutan de lo dulce: el azúcar los cautiva, ya que sus papilas gustativas detectan la presencia de calorías, energía a disposición de su metabolismo. La cultura puede incluso hacernos renunciar a la reproducción, como en el caso del celibato. Es una fuente interminable de placer, pero también de tragedia, de engaño, de destrucción. Para explicar esta aparente contradicción, Richard Feynman solía citar un proverbio budista: “A cada hombre le es dada la llave de las puertas del cielo. La misma llave abre las del infierno”. Feynman se refería al valor de la ciencia, pero la frase puede extenderse a toda la cultura. Toda esa masa heterogénea de conocimientos, costumbres e invenciones, y muy en particular, las joyas de la corona, las ciencias y las artes, nos distinguen de modo ostensible de cualquier otra organización de materia que hayamos encontrado en el universo observable.
Es difícil segregar, clasificar la geografía de esta cultura. Ni siquiera la distinción entre arte y ciencia siempre es clara. Después de todo, las teorías científicas no son descubrimientos, como muchos sostienen. Son invenciones que nacen con la misma libertad que la más inspirada de las sinfonías. En una memorable clase magistral que dictó en 1933 en Londres, Albert Einstein sostuvo que las leyes fundamentales de la física no se pueden deducir racionalmente, sino que eran “invenciones libres de la mente humana, que no admiten justificaciones a priori…”. Por supuesto, a distinción de las artes, la ciencia debe, en una segunda etapa, utilizar la razón para obtener conclusiones que puedan ser contrastadas con la experiencia. A pesar de esta subordinación al experimento, es un hecho que las ideas fundamentales que se proponen en ciencia son cada vez más fantásticas, más ajenas al sentido común, precisamente porque intentan describir realidades cada vez más remotas, ya sea por pertenecer a las entrañas microscópicas de la materia, o a las inmensidades inabarcables del cosmos.
Pero no sólo es difícil clasificar la cultura, es además peligroso para su buena salud. En los colegios desde pequeños nos hacen elegir entre planes científicos o humanistas, cuestión que es absolutamente arbitraria. En mi caso, como físico, no me siento más cercano a un bioquímico que a un filósofo. Quizás incluso me siento más cercano a un músico que a los dos anteriores: escucho más música de lo que leo sobre biología, y mis conocimientos musicales, si bien a distancias siderales de cualquier experto, son mayores que los que tengo sobre química orgánica. ¿Quién es entonces responsable de esta arbitraria e irresponsable división de la cultura? Nadie en particular. La cultura se hace sus propias zancadillas.
No es sorpresa entonces que existan hombres y mujeres que se aventuran a cruzar las artificiosas fronteras del conocimiento. El interés, la curiosidad, el amor por la naturaleza y por la belleza, el vértigo hacia el despeñadero de la ignorancia, la excitación ante la página en blanco son comunes a cualquier área de la cultura. Por eso, tampoco es de extrañar que un científico se interese en las artes, como no lo es que un escritor se interese por la física. O un escultor por la historia. No hay muros cuando hay deseo. Lo que generalmente no hay, claro está, es tiempo para hacer con honestidad y prolijidad un buen trabajo en áreas diversas. Einstein mismo era un gran intérprete de violín, le dedicaba muchas horas, incluso ofrecía recitales, pero estaba lejos de la perfección de un profesional. Otros, como Brian May, dejan la astrofísica para dedicar su vida al rock, y luego tardíamente regresan.
La práctica de la ciencia, como la de toda actividad cultural, es más que un oficio. Su principal motor no es el intercambio de bienes, la generación inmediata de valor, sino que la búsqueda de esa tercera vía hacia el placer más sublime. Esta búsqueda es crucial más allá de nuestra cotidianidad laboral, seamos o no seamos profesionales de la cultura. Porque una vida dedicada solo a la maximización de bienes es tristemente infantil: está perdiéndose la mejor parte del universo para quedarse solo con el azúcar.
Mr Rabbit es una banda formada por prominentes jóvenes músicos que mezclan el jazz, pop, soul y hiphop. Fueron seleccionados para representar a Chile y Sudamérica en el Festival «Jazz in the Park» en la ciudad de Cluj-Napoca, Rumania.
Está integrada por:
Hernán Fuentes: guitarra.
Daniel Castillo: piano.
Pablo Trangol: batería.
Jared Ibacache: sax, ewi.
Pablo Contreras: bajo.
Lamentablemente no cuentan con los tickets de avión.
¿Conoces algún dato de financiamiento a corto plazo?
Escríbeles a través del correo mr.rabbitscl@gmail.com o difunde este video para que puedan cumplir sus sueños de representar a Chile en este Festival
https://www.facebook.com/mr.rabbit.cl/videos/1184305171711571/?t=47
Su papel en «Machos» la posicionó como unas de las grandes actrices de la televisión, junto a su rol como directora y dramaturga.
Durante la madrugada de este lunes se informó la muerte de la reconocida actriz Liliana Ross a los 79 años.
Su rol en importantes producciones como «La colorina», «Martín Rivas», «Amor a domicilio», «Adrenalina», «Tentación» y especialmente como la matriarca del clan Mercader en la teleserie «Machos» de Canal 13, la convirtieron en una actriz icono de las teleseries nacionales, sumado a su destacada trayectoria en el teatro como directora y dramaturga.
Lucrecia Martel realizó sus estudios en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC) de Buenos Aires y cuenta con varios reconocimientos en base a los largometrajes que ha realizado. “La Ciénaga”, cinta estrenada el año 2001, fue premiada en el Festival de Cine de Sundance, el Grand Prix del Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse y el premio a mejor película y mejor directora del Festival de Cine de la Habana, entre otros.
Su último trabajo “Zama”, basado en el libro homónimo del escritor mendocino Antonio Di Benedetto, fue estrenado este año en nuestro país y obtuvo una nominación para representar a Argentina en la 90ª edición de los Premios Óscar, en la categoría mejor película de habla no inglesa.
“La visita de Lucrecia Martel, una de las figuras más relevantes del cine actual, no solo nos brinda la posibilidad de conocer más profundamente su trabajo y su pensamiento sobre el arte y el cine, sino que además nos abre caminos para futuras investigaciones en materias como el cine contemporáneo latinoamericano”, afirma la Directora del Departamento de Teoría de las Artes, María Elena Muñoz.
Phonurgia es el nombre del taller que el próximo martes 12 de junio ofrecerá Martel a las 19:00 horas, en la Sala Eloísa Díaz de la Casa Central de la Universidad de Chile. La actividad comenzará con una exposición oral en torno a algunas imágenes, para luego iniciar un espacio interactivo en el que la cineasta invitará a los asistentes a realizar dibujos siguiendo ciertas consignas y a enviárselos por Whatsapp.
Finalmente, proyectará todos los dibujos que reciba y junto al público interpretará los patrones que aparezcan, explicando la utilidad creativa del procedimiento.
El miércoles 13 de junio, en tanto, se llevará a cabo una conversación con la cineasta a las 17:00 horas, en la Cineteca Nacional. Este diálogo será moderado por los académicos del Departamento de Teoría de las Artes Federico Galende y Laura Lattanzi. En la conversación se revisará la filmografía de Lucrecia y algunos tópicos estéticos, sociales y políticos que surgen en ella. También se conversará sobre sus métodos de trabajo, la puesta en escena, el guión, la colaboración con el equipo técnico y los actores.
Anthony Bourdain era una verdadera estrella del rock. Gracias a un sentido de irreverencia, una profunda honestidad y un deseo de abrir el mundo a experiencias culinarias novedosas y arriesgadas, el chef y exitoso conductor de CNN se separó del resto de la parrilla de “cocineros famosos” en Estados Unidos
Su partida a los 61 años de edad ha sido tomada con impacto y dolor por quienes lo conocían, destacando que además de ser una figura pública carismática, Bourdain era una persona de corazón generoso.
Desde la música hasta el cine y la TV han reaccionado ante la trágica muerte de Bourdain, despidiendo un hombre fundamental en la cultura pop moderna.
Semanalmente estaremos actualizando el portal con ofertas de trabajo, fondos, convocatorias, postulaciones, además de las noticias más relevantes sobre nuestra comunidad, arte, cultura, música y cine.
Incorporamos un nuevo espacio donde tú y tus proyectos serán los protagonistas. De igual forma, te enseñaremos a realizar un Rider Técnico y te explicaremos cómo funciona el medio artístico. También podrás descargar diferentes documentos de autogestión e industria creativa.
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La cineasta de 83 años, fallecida en Odesa según medios ucranianos, obtuvo 17 premios internacionales a lo largo de su carrera.
La directora de cine ucraniana Kira Murátova, una de las cineastas de lengua rusa más respetadas, falleció a los 83 años en Odesa, anunció este jueves la agencia ucraniana de cine.
En 1989, Kira Murátova obtuvo el premio especial del jurado del Festival de Cine de Berlín con la película “El síndrome asténico”.
Cinco años más tarde recibió un premio especial por el conjunto de su obra en el Festival de Locarno.
“Era una directora de mucho talento, la revelación de una época. Su visión del mundo había recibido el aplauso de la crítica”, declaró el presidente ucraniano Petro Poroshenko en su cuenta Facebook.
Murátova, hija de una pareja de fervientes comunistas, nació el 5 de noviembre de 1934 en Soroca, una pequeña ciudad rumana que después de la Segunda Guerra Mundial formó parte de la Moldavia soviética.
Estudió en el prestigioso Instituto Pansoviético de Cinematografía (VGIK) y durante su carrera trabajó con actores y artistas soviéticos como Vladimir Visotski y Oleg Tabakov.
A lo largo de su carrera obtuvo 17 premios ucranianos e internacionales, según la base de datos cinematográfica IMDb.
Fuente: http://culto.latercera.com/2018/06/07/murio-la-directora-cine-ucraniana-kira-muratova/
En Circulart estamos sintonizados con las nuevas dinámicas, necesidades, desarrollos tecnológicos y reconfiguraciones que requieren nuestros procesos en la industria de la música; continuamos en la tarea de ser el punto de apoyo y plataforma de lanzamiento para la diversidad musical latinoamericana.
Es por esto que compartimos hoy con gusto la apertura de nuestra Convocatoria para Rueda de negocios y Muestras artísticas que tendrán lugar durante el mercado anual en Medellín, entre el 1 y el 4 de noviembre de este año. Y con ella, una novedad: podrán inscribirse, además de artistas y agrupaciones como es tradición, Agencias de booking y management, así como Sellos musicales.
Como parte de nuestra red, te invitamos a ingresar e inscribirte si es del caso; o a compartir los términos de la convocatoria en tus redes y medios de difusión, entre esos contactos que sabemos esperan una oportunidad como la que nuestra plataforma puede brindar.
Conoce los términos de la convocatoria e inscríbete en los siguientes enlaces:
Artistas y agrupaciones
Agencias de Booking, Management y Sellos musicales
Para mayor información comunicarse al correo: info@circulart.org
Fecha de apertura de inscripciones: 9 de mayo de 2018
Fecha de cierre: 12 de junio de 2018 a las 6 p.m.
Anuncio seleccionados: 6 de agosto de 2018
¡Nos vemos en noviembre!
Fuente: http://circulart.org/2018/conectate-a-la-novena-version-de-circulart/
El Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio publicó hoy las bases de la convocatoria 2019 de los Fondos Concursables de la Música, Audiovisual, Libro y la Lectura, Fondart Nacional y Regional; los que abrirán oficialmente sus postulaciones mañana jueves 31 de mayo a través de www.fondoscultura.cl, con más de $23 mil 500 millones a distribuir.
“Los Fondos Cultura son una de las herramientas que el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio pone a disposición de la ciudadanía cada año. En esta convocatoria esperamos recibir y financiar propuestas que busquen rescatar la identidad local, la asociatividad, la creación y la producción de obras, así como potenciar iniciativas en favor de la inclusión, del acceso a los bienes y servicios, y a la producción cultural en los distintos ámbitos y disciplinas que financia cada uno de estos fondos”, destaca la ministra de la cartera, Alejandra Pérez.
“Los invitamos a postular con tiempo, a utilizar nuestros canales de ayuda y a estar atentos a la programación de las distintas charlas y capacitaciones que se realizan a nivel nacional”, agrega la secretaria de Estado.
Dentro de las novedades de esta convocatoria destaca el apoyo a las iniciativas inclusivas, para lo que se profundizan las modalidades en resguardo del acceso a la cultura por parte de personas en situación de discapacidad. Así, por ejemplo, el Fondo Audiovisual exige que todos los proyectos postulados en las Líneas de Producción Audiovisual de largo y cortometraje incluyan audiodescripción, lengua de señas y subtítulos descriptivos; mientras que la modalidad de Implementación de Equipamiento y Gestión de Espacios de Exhibición incorpora como requisito el acondicionamiento del acceso a personas en situación de discapacidad.
El Fondo del Libro apunta al desarrollo de nuevos formatos accesibles e inclusivos para la primera infancia y personas con discapacidad. Por su parte, en el Fondo de la Música se mantiene la modalidad de Música y Discapacidad.
Línea Centenario Nemesio Antúnez
En Fondart Nacional se crea la Línea Centenario Nemesio Antúnez, para el financiamiento de proyectos de creación y/o producción, investigación y difusión, que potencien su figura en todas sus facetas artísticas. Se privilegiarán los proyectos que se ejecuten en regiones, en especial aquellos con domicilio en comunas distintas a las capitales regionales. Monto disponible: $100 millones.
Más novedades
En la Línea Artes de la Visualidad, Fondart crea la modalidad de Exposiciones, que financiará la producción de proyectos de exhibición nacional o internacional y que se incluyan dentro de la programación de espacios tales como salas de exposición, museos, centros culturales, galerías o espacios públicos nacionales de carácter temporal o permanente. Monto disponible: $200 millones.
En Fondart Regional destaca la Línea de Cultura Regional, que en esta oportunidad amplía los ámbitos de postulación, permitiendo la presentación de proyectos sin restricciones en las temáticas u objetivos de las propuestas independientes de la región de postulación. En cada una de las regiones se podrán postular iniciativas de investigación, creación, difusión, asociatividad, conservación del patrimonio, entre otros, buscando rescatar y fortalecer la identidad regional.
En la Línea de Fomento a la Industria, el Fondo del Libro crea la submodalidad Habilitación de puntos de venta en espacios no convencionales, para promover la creación de emprendimientos sustentables que contribuyan al fortalecimiento de la cadena del libro en el país, a través de su distribución y difusión. El monto máximo por proyecto es de $20 millones. En tanto, la modalidad Capacitaciones colectivas para el desarrollo local de la industria del libro posibilita el financiamiento de iniciativas de formación, capacitación y/o encuentros (en las que participen al menos 30 personas), de carácter gratuito, que fomenten el perfeccionamiento y la asociatividad. Monto máximo por proyecto: $15 millones.
El Fondo Audiovisual crea la submodalidad Formación para mediadores del audiovisual en la Línea de Formación, con un monto máximo $30 millones por proyecto. En la línea de Producción Audiovisual se crea la modalidad de Largometraje de ficción, con un tope de $75 millones por proyecto.
Asimismo, en las tres submodalidades de la línea de Guion la postulación será anónima, por lo que se elimina el criterio de currículo de la evaluación, privilegiando el criterio de calidad.
Bases disponibles en www.fondosdecultura.gob.cl, donde además es posible actualizar el Perfil Cultura
Fuente: http://www.cultura.gob.cl/convocatorias/ministerio-de-las-culturas-las-artes-y-el-patrimonio-inicia-proceso-de-convocatoria-para-fondos-cultura-2019/
Sergio Torres-Letelier, ex alumno de Berklee y compositor para cine residente en L.A., nos recomienda contactar a Towers Booking, una agencia que cuenta con una red de venues y escenarios en los sectores más concurridos de Los Ángeles como The Mint, Boardner’s, Hotel Café, The Echo, Bar 20 on Sunset, The Federal, The Troubadour, entre otros.
Si estás pensando rotar por L.A., este es un buen dato para tus conciertos, en cualquier formato: acústico, banda e incluso big band, y de cualquier estilo.
Contáctalos en towersbooking@gmail.com
La serie, que por ahora no tiene título, contará con la producción de Warner Bros. y de Dixie Pixie Productions, compañía de de Parton.
Este proyecto para la pequeña pantalla estará compuesta por ocho episodios, cada uno de los cuales estará inspirado en un tema de la cantante.
La artista aparecerá en algunos de esos capítulos, aunque no se ha detallado cuál será su papel frente a las cámaras.
Muy conocida por canciones como «Jolene» o «Coat of Many Colors», Parton también ha desarrollado una notable carrera interpretativa gracias a cintas como «Nine to Five» (1980) o «Steel Magnolias» (1989).
La Pollera Ediciones publica una inédita compilación de los sardónicos artículos de uno de los más influyentes músicos del siglo XX.
Aunque muchos lo admiraron en vida, no pocos lo tildaron de charlatán.
Y aunque él hizo todo lo posible por no dejar una escuela -descreía de las herencias y aborrecía la pedagogía casi tanto como a los «críticos musicales» de su época-, Erik Satie (1866-1925) fue uno de los músicos más influyentes del siglo XX.
En 1888, cuando solo tenía 22 años, abrió un nuevo universo sonoro con la innovaciones armónicas de sus famosas «Gymnopédies». Asimismo, fue una inspiración del Dadá y del Surrealismo, y precursor del Impresionismo y del Minimalismo.
Satie liberó a la música de la pretensión y del sentimentalismo, y la hizo divertida y lúdica. Ejercitó ingeniosamente la parodia con títulos como «Tres piezas en forma de pera» o «Dos preludios para un perro», con el solo objeto de ridiculizar a su mejor amigo, Claude Debussy.
Y ese mismo sentido del humor lo desplegó también como articulista. Tras su muerte, en la miserable pieza en donde vivió 27 años, se hallaron decenas de cuadernos llenos de anotaciones. Algunos de sus ácidos escritos los publicó en vida en revistas de vanguardia.
Una faceta que hoy rescata Ediciones La Pollera, revelando al maestro de la ironía que hay detrás del compositor francés, en el libro «Sobre música, músicos y otras memorias» (134 páginas, $ 9 mil, Lapollera.cl).
Se trata de una compilación inédita de artículos de Satie, todos traducidos por el chileno Fernando Correa-Navarro (el mismo de «Cartas desde la Tierra», de Mark Twain, también de La Pollera).
«Estuve cinco años recopilando textos de Satie. Me llamó la atención su sentido del humor, tan sarcástico. Además, su impronta ante el lenguaje es muy particular; juega mucho con lo que está escribiendo, se ríe de sí mismo y de los demás», comenta Correa-Navarro.
Los artículos fueron organizados por la editorial chilena en las mismas tres categorías que le dan título al libro. El editor Simón Ergas explica que eso le ahorra al lector una sobreabundancia de notas al pie de página.
Además, se respeta la intencionalidad gráfica con la cual Satie usaba las mayúsculas, los puntos suspensivos y las sangrías. Aunque cada artículo es una pieza indivisible, con desarrollo dramático, ritmo poético y giros sorprendentes, sirvan de aperitivo los párrafos iniciales de «Palabras a propósito de Igor Stravinsky», que fue publicado en 1922:
«El progreso siempre ha visto alzarse contra él impetuosos adversarios, quienes, claramente, no son brillantes ni por el ‘olfato’ ni por el banal sentido común. Sí.
Estos adversarios defienden -sin gran éxito, por lo demás- viejas costumbres cuya estimación, a sus ojos, no puede establecerse. Nos exhiben sus viejos pantalones, sus viejas gorras y sus viejos zapatos como objetos de un precio inestimable, tanto por su valor como por su belleza propia -un tanto encerrados entre cuatro paredes, dicen para fortalecer el término.
(…) Por el contrario, el Progreso, entonces, es defendido por partisanos de toda índole -gente insolente como los pajes, ‘descarados’ tremendos, frescos e insolentes».
Fuente:
Romina de la Sotta Donoso
Cultura
El Mercurio
Acompaña a Sebastian Colarte en el 2do concierto de música contemporánea de la SCD este martes 5 de junio.
El 25 de mayo se iniciaron las votaciones para el premio “Revelación 2018” organizado por Patio Bellavista. En esta oportunidad Lydwina Simon, Fabián Nieto y Nicolás Castillo (ex alumnos de Projazz) forman parte del proyecto musical “Almost Blue” el cual está compitiendo con 49 bandas a través de una votación online donde se elegirán 15 propuestas para que el jurado final seleccione los tres primeros lugares.Almost Blue nace a principios de 2018 rescatando los sonidos del soul, jazz y R&B.
Integrantes:
Lydwina Simon (voz)
Fabián Nieto (guitarra)
Joaquín Fuentes (teclados)
Emilia Salinas (bajo)
Nicolás Castillo (batería).
Puedes escuchar el tema “In my mind” con el que están compitiendo y votar en:
http://premiorevelacion.cl/banda/almost-blue
Con tu voto estarás participando por una Gift card de $80.000 para disfrutar de una cena en cualquiera de los restaurantes de Patio Bellavista.
* Las votaciones estarán abiertas hasta el 8 de junio.